Es falso que el posible fichaje de Broncano, actualmente en Movistar+, esté en la raíz de esta crisis, nada más lejos de la realidad. Esta una guerra de poder en toda regla, una guerra soterrada y larvada desde el mismo momento en que Elena Sánchez alcanzó la presidencia interina de la CRTVE. Ella, con su grupo táctico, ha querido desde un principio arrasar y acabar con todo lo que se había hecho. Acabar no solo con los proyectos sino también con las personas, llevando la tensión en RTVE a dimensiones históricas, creando Consejos de Dirección paralelos a los oficiales, donde se pretendía tomar las decisiones reales de la empresa. Es esta y no otra la causa de que hayamos terminado con todo el Comité de Dirección amotinado (TODO, sin excepción), porque ya no se aguantaban más injerencias ni más mentiras.

La causa única y real de esta tremenda crisis institucional no es otra que los irrefrenables deseos de implantar por parte de Elena Sánchez “su modelo” en CRTVE, el suyo personal, sin ser consciente de que esta radiotelevisión pública no se debe a más modelo que al que emana de la Cortes, al que está al servicio de la ciudadanía, al que responde al desarrollo democrático, social y cultural de nuestro país. Ella y solo ella comenzó su último Consejo de Administración dándole al botón de “acabemos con todo” en coalición con el Partido Popular y una parte de los consejeros de Podemos.

Repetimos que no es la decisión de si Broncano sí o Broncano no la causa del conflicto, pero el mensaje mediático también estaba perfectamente colocado en este ataque, y no es casualidad esta cortina de humo llamada Broncano que oculta con tanta eficacia las verdaderas causas de esta crisis. Elena Sánchez comenzó su purga decapitando las cabezas de José Pablo y de Alfonso Morales, y como respuesta y contramedida a su ataque recibió su propio cese como presidenta, pero la causa de todo ello no se llama Broncano.

La CRTVE ha llegado hasta aquí tras más de un año de paralización, de continuos cortocircuitos y de inestabilidad, propiciado todo ello por Elena Sánchez, y ha sido ella y sólo ella quien nos ha traído a este escenario presente tan complejo. Al más puro estilo de Puerto Hurraco, se disparan los unos a los otros mientras el olor a pólvora lo inunda todo, sin saber aún hasta donde pueden llegar los daños perpetrados ni las consecuencias para el presente y futuro de la CRTVE como referente audiovisual público, sin saber hasta qué punto son profundas las heridas infringidas a nuestro compromiso con la sociedad a la que servimos. Eso sí, sobre todo este ruido predomina un atronador BRONCANO que evita que miremos a cualquier otro lado, que impide un análisis serio que vaya más allá de esta falsa polémica para entender qué está sucediendo en RTVE mientras se va desgarrando la empresa.

Es tiempo de salvar RTVE para cualquiera que crea en la radiotelevisión pública, es momento de exigir una solución inmediata a todos los partidos políticos para que, con la altura de miras necesaria, no vean en la CRTVE un campo de batalla y apuesten por un medio público independiente, plural y objetivo. Una CRTVE donde encuentre el espacio y el oxígeno necesario un verdadero proyecto institucional que apueste con firmeza por nuestros recursos técnicos y humanos, alejado y ajeno a cualquier conspiración urdida en el juego del poder.

La actual presidenta, Concepción Cascajosa, ha salido elegida por un tiempo de seis meses, y es primordial que este sea un periodo provechoso para corregir la situación. Es tiempo pues de asumir el reto y reconducir esta empresa, uniendo en este importante esfuerzo a todos y todas, empezando por los trabajadores y trabajadoras de la CRTVE, por sus representantes que tienen el deber de sumarse a esta tarea sean cuales sean las siglas que defienden, y por las distintas direcciones que conjuntamente con la presidenta tienen la obligación moral de arrimar el hombro y trabajar coordinadamente.

Hay que exigir al Consejo de Administración lealtad con RTVE, y altura de miras más allá de los intereses personales y partidistas, porque tienen una responsabilidad que no solo la están incumpliendo, sino que la vienen usando para destrozar a la propia empresa que tienen la obligación de defender.

Hay que demandar de las Cortes Generales el inmediato nombramiento de los consejeros y consejeras cuyo mandato está ya caducado, y el nombramiento de una presidencia NO interina que de la necesaria estabilidad a la CRTVE.

La CRTVE necesita un liderazgo empresarial fuerte y con un rumbo claro, capaz de liderar un mercado tan global, dinámico y competitivo como es el audiovisual. RTVE tiene que fortalecer su prestigio social, público y también empresarial, aspirando a públicos mayoritarios para fortalecer no solo su rentabilidad económica sino también y sobre todo su alcance y repercusión social. RTVE necesita corregir el rumbo YA y emprender el camino del liderazgo que, desde UGT estamos convencidos, le corresponde en el panorama nacional, europeo y global.

Desde UGT, por nuestra parte, venimos desde hace ya muchos años trabajando por el futuro de la CRTVE, poniendo sobre la mesa planes y soluciones por escrito y públicos como los que reflejan nuestro primer y segundo plan estratégico para la CRTVE. A ese trabajo por nuestro futuro se tienen que sumar todos los demás actores en RTVE, porque es necesario debatir y mucho sobre ese futuro, sacando a relucir cuantas discrepancias existan para establecer puntos de encuentro. Pero ese debate solo puede ser por el FUTURO DE LA CRTVE, solo puede estar motivado por la mejora de este SERVICIO PÚBLICO, y jamás por las luchas intestinas y de poder que vienen condicionando el presente de la CRTVE y lastrando su futuro. YA BASTA, es hora de trabajar por RTVE y por su servicio público.

UGT pondrá todo su compromiso y su capacidad para hacer de esta necesidad una realidad, porque nuestro principal deber no es otro que defender a los trabajadores y trabajadoras de CRTVE y el servicio esencial, público y democrático que tienen encomendado, y pedimos que todos los actores de los que depende el rumbo de RTVE se sumen a ese esfuerzo por el bien de la sociedad y de la democracia.