Estamos en un momento especialmente complejo. Tenemos mucho que reflexionar sobre las consecuencias de la pandemia en general y de manera especial en lo que se refiere a RTVE y de las nuevas dinámicas que se han generado con el teletrabajo. Tras avances importantes en corresponsabilidad entre hombres y mujeres, las mujeres se han replegado de nuevo en el cuidado y eso implica el peligro de retroceso. Desde la Comisión de Igualdad de RTVE tenemos el reto de buscar mecanismos para hacer una evaluación de lo que ha ocurrido en este sentido de manera específica en la empresa.

En su afán de tejer una red de comisarios políticos que le rindan cuentas y pleitesía, el director de Información y Actualidad de RTVE, Enric Hernández, vuelve a protagonizar un capítulo de maltrato a la empresa y a sus trabajadores y trabajadoras, colocando nuevamente en puestos estratégicos a otro afín ideológico, reclutado en este caso de La Sexta. 

La dirección sigue instalada en el ocultismo y en la falta de transparencia, nos seguimos enterando de sus planes por la prensa o por los pasillos, despreciando los cauces internos para tratar asuntos de gran calado para los trabajadores y trabajadoras, como ocurre con el futuro del programa España Directo, que al parecer tiene sus días contados.

El cambio que tanto esperábamos para RTVE está resultando ser una gran mentira, un teatrillo, una estafa. Vienen unos, salen otros, pero la forma de “captar y enchufar” a unos y otros sigue siendo la misma. Se turnan.